Una investigación publicada en el Journal of Social and Personal Relationships, comandada por April Bleske-Rechek, profesora de Psicología en la Wisconsin-Eau Claire University, concluyó que los hombres perciben opciones románticas de forma más frecuente que las mujeres con sus amigos (2012). El estudio también señaló que los hombres tendían a mostrarse igualmente interesados sexual o románticamente en sus amigas, independientemente de si éstas ya estuvieran manteniendo una relación sentimental con otra persona.
¿Qué nos indica el estudio de Bleske-Rechek? Que los hombres y las mujeres difieren en la apreciación de sus relaciones con personas del sexo opuesto, acarreando actitudes claramente diferenciadas sobre sus expectativas. La investigación también mostró que, en la amistad típica entre una mujer y un hombre, el hombre tiende a sobreestimar el nivel de atracción que la amiga siente hacia él. En el otro bando, la mujer subestima el grado de atracción que su amigo siente hacia ella. De resultas de esta asimetría, el hombre puede llegar a pensar: “Estoy seguro que mi amiga quiere algo más que una simple amistad”, mientras que las mujeres conciben: “Oh, claro que no, mi amigo no piensa en mí de esa manera, somos buenos amigos”. Es posible que estas distintas percepciones sobre la misma relación sean el origen de un sinfín de malentendidos, o el motivo por el cual muchas mujeres dan, sin quererlo, “falsas ilusiones” a sus amigos masculinos.
Otra variable que probablemente influya a sesgar los resultados en este tipo de investigaciones es la inclinación de las féminas en esconder ciertos pensamientos u opiniones. En el estudio, se garantizó a los participantes que sus respuestas serían completamente anónimas y confidenciales. Asimismo, antes de que rellenaran las encuestas, el investigador hizo prometer por separado a las parejas de amigos que no hablarían de las respuestas al concluir el estudio. Aunque lo presumible era pensar que todos los sujetos fueron absolutamente sinceros, lo cierto es que fue detectado cierto grado de vergüenza en aceptar que uno se siente atraído hacia su amigo, aunque aprecie que esta atracción no es recíproca. Obviamente, el orgullo y el retraimiento pueden influir en las respuestas de los participantes, alterando así los resultados.
Aunque no existe una extensa literatura científica sobre estas cuestiones, cabe destacar un singular estudio realizado por Jesse Budd y Patrick Romero, dos jóvenes y talentosos directores de cine que lograron llegar a la misma conclusión: la amistad entre hombres y mujeres resulta imposible. Se plantearon llevar a cabo una grabación en vídeo que pudiera confirmar la veracidad de la hipótesis. Claro está que su método distaba millas de poder ser considerado como riguroso y científico, pero lograron documentar unos cuestionarios informales entre estudiantes universitarios. La experiencia reveló que, cuando las chicas eran preguntadas, empezaban sosteniendo que sí, que era bien posible mantener una amistad con un hombre. Sin embargo, a medida que la encuesta entraba en materia y se les preguntaba sobre si sus amigos sentían atracción hacia ellas, se ruborizaban y admitían que era bastante probable que sí. A tenor de esto, ¿no cabría afirmar que la amistad entre individuos de distinto sexo nunca está exenta de cierto grado de atracción?
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